No hay nada más familiar, ni más misterioso, más fascinante en su funcionamiento, maravilloso en su mecanismo, exquisito en su gama de sentidos y sorprendente en su capacidad de comprensión que nuestro cuerpo humano. Trozos de polvo de estrellas es lo que somos realmente, oxígeno, carbono, hidrógeno, nitrógeno y un puñado de elementos químicos pero todos éstos se juntan y la sencilla mezcla de molécula se vuelve valiosísima; existen alrededor de 6 mil millones de cuerpos humanos en la tierra y cada uno de nosotros es una amalgama de unos 100 billones de células microscópicas sin embargo no hay dos personas exactamente iguales Nuestro cuerpo humano está compuesto básicamente por cabeza, tronco, brazos y piernas, diez sistemas y 206 huesos. La mayoría de las veces ignoramos muchas partes de nuestro cuerpo o magníficas funciones que nos llegan a salvar la vida. El entrenar la mente es un ejercicio vital, encontrar la fusión entre cuerpo, mente y materia. Cotidianamente no valoramos nuestro cuerpo lo suficiente pero bajo presión, este podría llegarnos a salvar la vida; nuestro cuerpo humano lleva muchos años de evolución lo cual lo ha convertido en una máquina perfecta. Todo se rige mediante ese órgano de kilo y medio llamado cerebro, el cual es capaz de procesar más de 100 millones de instrucciones por segundo, no hay tecnología que pueda llegar a superar a este magnífico órgano. Pero al correr un riesgo donde la vida este en juego, nuestro cerebro lleva nuestro cuerpo al límite, capaz de brindarnos habilidades sobrenaturales que solo en las películas de ciencia ficción o en los comics se pueden ver; incluso al dormir el cuerpo libera un inmenso poder y habilidad.
Células, sentidos, músculos, huesos, corazón, cerebro, todos deben conseguir fuerzas para despertarnos. Al iniciar el día cada cuerpo realiza una serie de milagros que duran hasta la noche. Empecemos con el órgano más grande de nuestro cuerpo, ese abrigo aterciopelado de células y proteínas que nos mantiene dentro y al mundo afuera, nuestra coraza, nuestro radiador, nuestra entrada para el dolor y el placer, nuestra piel, la capa externa de esta en su mayoría está compuesta por células muertas habitada por cientos de miles de bacterias, cada segundo que pasa nuestra piel muerta se desprende, perdemos como 600 partículas de piel cada hora, lo que equivale a más de medio kilo al año lo que se convierte en un 80 por ciento del polvo en nuestra casa. Pero aun hay más, si fuéramos capaces de pelarla y estirarla como tapete abarcaría más de 1.5 metros cuadrados, pesando casi 3 kilos y lo mejor es que solo tendríamos que esperar aproximadamente un mes para que esta se regenere y tengamos de vuelta a nuestro abrigo, lo que significa que no toda las células de la piel están muertas, muy por debajo se encuentran células en constante división para remplazar a las células muertas sin olvidar los 72 kilómetros de nervios que van desde la cabeza hasta nuestros pies.